Sonríe, camina y canta.
Levanta las manzanas y las ramas de mi casa, construida de adobe y de tus fotos. Minúsculo y resguardado de la rabia, de lo que a tu alrededor nos duele y nos hostiga.
Pisa el huerto y la calle con catorce de tus pasos.
Y camina hasta el sol como hasta ahora. Preguntándote colores en las manos, de maíz y de plumas de pájaro pequeño.