Para cuando poco queda. Para la tarde donde el mundo gira, ajeno a los que sobre él sobrevivimos, gritamos, damos patadas y caemos lentamente. Vienen bien las amargas hojas de la mandarina, el timbre del teléfono durante un minuto seguido sin que nadie lo conteste, viene bien un antiácido. Para cuando hay que caminar justo en la dirección más insospechada o mas angosta
Desde el porche se llora y se huele algo que ya empieza a parecer incendio forestal. Para cuando no hay lluvia, para cuando no hay almohada, cerveza, calcetines limpios.
Desde el porche se llora y se huele algo que ya empieza a parecer incendio forestal. Para cuando no hay lluvia, para cuando no hay almohada, cerveza, calcetines limpios.
Para estas no tan raras ocasiones, vienen mejor alprazolan y ayuno.