domingo, mayo 28, 2006

Unicamente

Mi corazón ha de salvarme en una isla, de la ajena voluntad y de disfraces. Ha de abrazarme y calentar mis huesos en el exilio, con complicidad y marcha. Será quien guarde la memoria y valiente tirará la pluma del sombrero al aire, brújula despuntando. Será quien guarde también el tiempo roto, el amor que extravié a punta de estornudos. El lobo de los ojos azorados que muestran el camino y la escalera.

Mi corazón dirá el momento justo, en que el barco se enfile y manifieste, amarrando la dignidad al mástil, con cuerda roja y pedazos de mis manos: atada finalmente y a la fuerza.

Mi corazón presiente y ve lo que mis ojos, al fin me han ocultado. Persigue el despertar de trazos en las nubes, los sueños y las líneas en el agua. Y de unas alas atadas a mis manos, tan a fuerza y tan apenas como la dignidad y como el amor que aprendí tan a destiempo.

Mi corazón se llenara de orgullo, de alegría y de polvo de colores, se mirara al espejo complacido, con manos arañadas y contentas. Caminara conmigo hasta la puerta ultima y tocara despacio con nudillos quebrados. Ha de ser la botella a la deriva, una llamada de auxilio y un consuelo, recordándome que no he de parecerme nunca a nadie y nunca más vender mi alma por cobijo.

Mientras mi corazón espera y en voz alta me canta.

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