viernes, febrero 28, 2020

Era solo agua


Tibieza al fin y al cabo,
de una mar antiquísima y conocida
frente a la que he sentido 
que puedo despertar aquí otros siete años
y que he ganado de a poco un sabor inocente
en estas mis papilas recien diferenciadas.

Sin hacer gran escándalo me propongo de a poco
terminar con el llanto
que se pierde en un mar
que molecularmente,
 en historia y secreto se le parece tanto.
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Duerme, que la corriente te trae siempre a esta orilla, donde las lágrimas no borran ni duelen.