lunes, octubre 17, 2016

Nota suicida

Que poco supe yo manifestar éste ingrave transitar y mis achaques,
así mi lengua maniatada se adormece, bajo la tiranía de mi sangre
Puedo apenas concebirme conviviendo, gestando dentro mío la esperanza,
no permito soltar por un momento la escarcha de tus besos en mis brazas.

No sospechas que vengo de lejanas, profanas explosiones y avalanchas, 
de rincones maditos que yo misma construyo con esmero en mis entrañas.
Que necesito tanto como el aire, un pequeño dolor que me acompaña 
en el metabolismo y el coraje con que abro cada día la ventana.

Ni tampoco que duermo de tristeza, como de calentura y de venganza, 
que no abrazo la paz más que en el sueño, donde amores perdidos no me alcanzan.
Ni yo misma conozco los efectos que vierte sobre mí cada palabra 
ingenua de custodias y de marchas, de manadas de insectos de miradas.

De lejos he aprendido a anestesiame, a concurrir el fuego y las banderas,
que temprano llegaron a robarme el camino trazado desde fuera.
Y no hay camino pues, ni hay escalera, no hay ruta que seguir ni hay esperanza, de imitar las costumbres y los gestos que el resto de la gente llama casa.


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