lunes, mayo 14, 2007

No una, la mía




Construir el pan o construir un barco, como construir sueños y paréntesis. La casa de uno como avispero hirviente, como ruleta hexagonal para decirnos, que tarea pequeña queda a nuestra tutela; la casa del exilio, la burbuja.
Aljibe de agua tierna que nos llena el barro de la carne y nos cobija, el prologo a la muerte salvadora, la duna que nos llama titubeando. Construir un hogar en el ombligo, con mala ortografía, apuntalando, una torre de naipes, un obsceno alarido en balcones y azoteas. Trazar una línea de pintura fluyente, una figura de alfileres en el techo, alguna señal en el regazo. Para encontrar la casa con mayúsculas, desde la antípoda que nos lleve un viaje, pegar la oreja al muro desleído, a la dirección puesta en el telegrama, dejar la boca horizontal para que caiga, la gotera del techo, la cama enredadera.

Tirar con estornudos los sueños dibujados en planos agotados y sin gracia, construir de la nada, de huesos y de vaho, una casa que quepa en el bolsillo, que pueda ser jalada por una bicicleta; pintar y emboquillar la casa, el barco, la brújula.
Construir como sueños y paréntesis, una puerta y encima una guirnalda, donde pararse a macerar en la oreja, el eco de los trenes a lo lejos.

1 comentario:

11:25 dijo...

y ya ahí venimos a convivios y nos agasajas y brindamos porque la casa es linda y aireada y es tu obligo donde nos metemos y nos divertimos.