Eres
la noche Amor,
oscuro
y protector, persuasivo y abierto,
peligroso
y enorme.
La
noche que me llama desde el día,
desde
el primer minuto demañana.
Noche
que cubre mi cuerpo y mis membranas
y
entras como la noche, precedido de aves,
de
olores y de niebla.
Entras
anticipado de colores rojizos,
con
música de fondo,
con
una semi-luz y una penumbra.
Dentro
mío tus tambores, tus miedos y tus ríos
tus
insólitos besos, el crío que atesoras
dentro
mío se silencian y casi al mismo tiempo
convulsionan
y rugen.
Eres
la noche Amor, con tu espalda gigante,
con
la voz bienhechora.
Y
espero enmudecida casi cada segundo,
que
transcurre del día previo tuyo.
La
noche que aletarga ciruelas y anticuerpos,
funciones
y palabras.
Y
que a la vez despierta mensajes enterrados,
dudas,
indecisiones,
la
cofradía oscura de mi cuerpo y tus manos.
Como
noche apareces, despacio y anunciado,
con
las constelaciones dibujadas encima,
los
puntos alineados entre tus cicatrices,
de
tus ojos ventana a tus hondo secretos.
Como
estrellas pequeñas,
pareja
de lunares que escondes en el pecho.
Llegas
como la noche, como noche me envuelves
me
regalas de cuarzos, de fiebre y de cuchillos.
Y
me dejas temblando, pálida y estrenada,
cuando
el día comienza.
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