Quisiera despedirme de éste azul desamparo
que me enreda los hilos, que regula el aliento.
Quisiera acostumbrar el canto a los silencios
las uñas a la tierra, la mucosa al amonio.
Por una vez al menos quisiera estar callada
enterrada y desnuda en un nido de algas
de agarosa y penumbra, quietud y escarabajos
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