lunes, abril 12, 2021

En el corazón de la semilla

 

Ese ovillo enredado y pelirrojo, esa materia blanda y agridulce que parece maleable y no lo es. Ese atado de tierra y telarañas, ese cuerpo irritado y semisólido que transpira y que aguarda derrumbándose. Ese es mi corazón.
Te miro sostenerlo entre los dedos y tratar de sacarle la capa superior de barro y lana.

Ese es mi corazón, puedes guardarlo envuelto en un pañuelo en tu bolsillo y llevarlo contigo a todos lados, esperando entibiarlo o enmohecerse.

Ese es mi corazón, es un tubérculo que puedes arrojar al lado del camino y que pasara a formar parte muy pronto, de la materia orgánica y el polvo.

Ese es mi corazón, puedes sembrarlo en el centro soleado de tu patio y mirarlo de reojo en las mañanas, vigilando su vida y sus latidos. Puedes, si tienes mucha suerte, esperar a que crezca, convertido en un retoño pequeñito. Y tal vez ocurra que continué inyectándose de hambre y clorofila, de sueño y de madera. Y si tienes mucha suerte, que un buen día despiertes y que sea suficientemente alto y amable, como para que puedas amarrar un columpio y mecerte entre sus brazos.

 


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