lunes, octubre 23, 2006

Languidecemos

Y pasan los domingos lentamente, cada uno es una raya en la pared.
Se me olvidan los domingos y me pesan y tengo a veces que llenarlos con hipnóticos y tostadas, con cuevas de cobijas y estropajos. La ventana verde sigue mirando al patio y cada día domingo deja pasar un pedacito de nube. Y yo junto sonrisas y presencias semana a semana y trato de no pensar, aprieto los dientes, me cubro de migajas y a veces lloro.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Realmente, acabo de leerlo, y de verdad, jamas creeria que una mujer tan plena y llena y satisfecha como tu, llegue siquiera a tener un intento de languidecimiento.
Igual y no es tuyo, eso deseo, pero es bonito.

Besote

r dijo...

Qué envida llorar los domingos y tener una ventana que deje pasar nubes tan ordenadamente. A mí me pasa a esa hora siempre estar rodeado de gente que detesto minuciosamente y las nubes arrasan con lo que encuentran. Y debiera escribir cosas, asombrarme de vez en cuando, pero ya ves. Me gana la envidia del anonimato y así. Nunca sé comportarme, nada de nada nunca.

Luna N dijo...

Que envidia aborrecer con tal cuidado. Que mal que uno no sea quien quieren ellos.

Tal vez alguien se apodera de mi un-domingo-si-y-otro-no y sufre en mi lugar la resaca, la tristeza y los resfriados.

r dijo...

Claro como el agua: Nikolaia va, nadie puede alcanzarla, y Lucia vuelve, siempre bienvenida. Po es el único que conoce a ambas y les toma la temperatura, las cobija, les alcanza el pañuelo y los fermentos; sin olvidar la poltrona y otras bellezas, sobre todo cuando se encuentran las dos con los tres y vuelan juntos más allá del domingo, de estos y otros días, y así.

la Editorial dijo...

Y no te pasa que a veces querés dormirte antes de tiempo para no ponerte a llorar?
Y no te pasa que no sabés cómo hacer para sacarte esa mierda de la cabeza?

A mí sí.


Te encontré en mi blog y te busqué, me gustó también, asique nos volveremos a encontrar.

Suerte

Anónimo dijo...

Qué mala suerte para el Domingo!
Años, décadas, siglos... Que futuro tan feo, la verdad. Porque el Domingo se instauró para el descanso... ¿De qué? ¿Del cuerpo? ¿Del pensamiento? ¿Del alma?

Pero sí, y como sea, el Domingo así se comporta. Y por más que yo lo intente, siempre lo acompañaré en sostenida reflexión.

Saludos!