jueves, noviembre 09, 2006

Temo que no

Finalmente nunca el miedo llega a ser, ni siquiera una fracción de todo lo que me quita. Finalmente nunca todos mis recelos, ni la peor de mis costumbres, ni el principio de semana, ni los lejanos plazos que siempre ocurren, pueden como el miedo levantarme. He llegado a la víspera y nunca es ni la mitad de lo malo que me esperaba.
Y llegó después de todo, el día siguiente y acabamos sin fianza y sin agravios.
Este es el momento que debo recordar cuando me alcance el miedo y paralice. Este, en el que no pasó nada. Logre recuperarlo y terminó medio año tan deprisa como termino este día miércoles al fin.
Marcha la vida y no le alcanzo, el miedo me sujeta y me cobija en la modorra de mi cama levantada y en recibir un desayuno reparador.
Terminó el día y nada ocurrió que fuera tan malo como el miedo.

3 comentarios:

r dijo...

"El fin justifica los miedos".
Eso lo escribió Eduardo Casar por ahí. Y yo aquí y no más.

Lala dijo...

Siempre digo, Porrorín, que debemos hacer del miedo un sexto sentido en nosotros. después de todo no es más que nuestra propia libertad.
beso.

11:25 dijo...

el miedo devora las almas.
R. Fassbinder dix it.

besos, muecas y macabras agitaciones de mano desde la ventana trasera de mi pesera del terror