viernes, marzo 19, 2010

Pasa nada


 
Pasa el camino verde, embravecido, la larga carretera acribillada, sombra de diarios viajes de otros y de mi exilio semanal. Y pasa adentro mío y pasa nada.
Poco tengo, dejo lo indispensable, dejo muertes pequeñas que apenas llegarán celestes, puntuales, sembradas de descuido y despedida con casi lentitud mecánica.
Que haré con mi neblina y con tanta canción agotada de carcajada y cenizas, dormitando de vaho y sin malicia, con mi mano arropada entre cobijas que espera como siempre. 

Hoy importa bien poco si tengo delante otros dos días de lentejuelas, de imprudencia, de amigos  y de felicidad amnésica y total.

lunes, febrero 22, 2010

Así tal cual

Colecciono ventanas en muros sin casa, me afano con lujuria y me enamoro dos veces por semana, sobre todo los viernes ya muy tarde y los domingos apenas despierto. Nunca pude concluir tareas pequeñas ni hacer la misma cosa por mas de diez minutos. Mando cartas a lugares cercanos y me arrepiento de ello casi inmediatamente. También escribo al otro lado del océano, pero allá casi siempre soy casi bienvenida. Tengo el cuerpo callosos y desproporcionado y me cuido el cabello pero no el hipotálamo y menos el estómago.
Guardo con obstinación objetos pequeños, amores antiguos, papeles arrugados y con obstinación duermo mas de lo que debiera, y luego desayuno solamente culpa y un poco de tristeza.
Me he tardado veinte años en ordenar mi casa pero me toma un día arruinar para siempre proyectos y bitácoras.
Tengo una incapacidad crónica y despreocupada para ver a los ojos a aquellos que me aman y esta incapacidad se extiende un poco para decir la verdad y acunarme después el el abrazo tibio que a veces me regalas.

jueves, enero 07, 2010

Ya era hora



Me acabo de dar cuenta que no he abierto esta página desde que murió J. quien para mi siempre será un niño.  Y entonces me enojé con él, me enojé muchísimo y así me dolió menos, y lo que siguió fue peor, de puro inesperado.
He ido a pocos funerales, porque siempre pensé que no estaba en edad,  porque no conocí a mis abuelos y básicamente porque he tenido mucha suerte y he sido feliz.
Escribo poco cuando estoy feliz, casi no escribo cuando estoy enojada, pero hoy me ha entrado la culpa enorme del silencio, de aquellos que murieron cuando yo estaba lejos, de los síntomas obvios y de los rencores.   No me dan envidia los que han muerto jóvenes y yo ya he pasado de esa edad. Mi cuaderno sigue en algún lugar creo que bajo la cama. Y yo sonrío con ganas por primera vez en meses.

miércoles, junio 03, 2009

Prácticamente garantizado

Para cuando poco queda. Para la tarde donde el mundo gira, ajeno a los que sobre él sobrevivimos, gritamos, damos patadas y caemos lentamente.  Vienen bien las amargas hojas de la mandarina, el timbre del teléfono durante un minuto seguido sin que nadie lo conteste, viene bien un antiácido. Para cuando hay que caminar justo en la dirección más insospechada o mas angosta

Desde el porche se llora y se huele algo que ya empieza a parecer incendio forestal. Para cuando no hay lluvia, para cuando no hay almohada, cerveza, calcetines limpios.

Para estas no tan raras ocasiones, vienen mejor alprazolan y ayuno.

miércoles, noviembre 19, 2008

Muchas otras razones


Tú no estabas, debías estar allí pero no estabas y yo no paraba de hacerme historias en mi cabeza. Tampoco estaba el sol quemante, ni mi deber cumplido, ni las camisas correctas, ni tantas otras cosas.
Tan lejos fuí a darle la noticia, a comer y a despedirme de ella a quien tanto extrañare a quien tanto necesito. Tan lejos fui a darme cuenta de que no estoy tan perdida ni tan lejos del camino como casi siempre creo y de vuelta a llorar en un aeropuerto.
Tan lejos fuí, a que me quisieran mucho.
Pero tu no estabas y yo que nada pregunto, me quede también sin ésta respuesta y a cambio obtuve otra que no venia de ti y que yo no esperaba.
Estaban casi todos, muchísima gente que conozco y los viejos amigos, que nunca entiendo porque veo tan poco.
Y yo estaba contenta con el estomago lleno, con la sonrisa explicita, con las postales otra vez en la mochilas y tu no estabas. Y cada día, me importaba más y me importaba menos.

jueves, noviembre 06, 2008

La peor amiga del mundo

Se que duermo mucho, que siempre pierdo las llaves, que evito relaciones demasiado profundas y demasiado dramáticas, que me salto las comidas, que no hago nunca la tarea. Y se que aveces aquellos, se me olvidan un poco

Sin embargo, mi red de interacciones sociales solía ser lo que me mantenía de pie. Aunque los deje plantados, aunque algunas noches bailo y bailo con desconocidos sin hacerles mucho caso, aunque-eso-y-aunque-lo-que-sea.
En los tiempos del odio y de la niebla, fueron ellos los que salvaron mi vida una y mil veces. Son ellos finalmente, la razón por la que siempre regreso.
Por eso puedo aceptar que he sido cualquier cosa: irresponsable, impuntual, infiel. Pero no puedo evitar querer morirme un poco cuando sin una buena razón, me convierto precisamente en esto.



martes, octubre 14, 2008

Primeros daños

He pasado tres días vomitando, he vuelto de un viaje no planeado, he despertado entre sudores. Convalezco pues y la piel se me cae en pedacitos que no duelen.
He gritado este fin de semana trescientas canciones como si en ello me fuera la vida, he dejado de contestarte el teléfono y me quedan todavía migajas de resaca. Convalezco.

He conducido ochenta kilómetro para cambiar de cama y de azotea. Y en esta cama azul y bajo el techo de teja, también me duele el pecho y también me siento bien por primera vez en meses. Convalezco.

No te creo. Me duele todavía un poco el estomago, leo hasta tarde y no me salto ninguna comida, solo convalezco.
La carretera siempre tiene ese efecto: reclamarme tanto tiempo perdido, tanto alto innecesario.

No te extraño. Solo convalezco con la alegría de la ropa limpia, de un litro de té verde, del pelo lavado.

No te conozco. Enciendo una fogata en el patio con los pedazos de vida que de todas formas ya no uso.

lunes, octubre 06, 2008

Aunque sea por la ventana



Todas las mañanas, hay en mi habitación quince minutos de monstruosa claridad. Mi habitación, que durante el día es una caja de zapatos, se ilumina con montones de focos de 100 watts. Ahora, más que nunca sin cortinas y sin ramas de aguacate, la luz se vuelve loca y mi sueño también por descontado. Luz que desintegra las imágenes del sueño y las lagrimas de oxido en la puerta, luz que disuelve con pura intransigencia los restos de un dolor de rodillas y del ayuno. Se pintan cuadrados blanquísimos sobre la pared encalada y aunque no quiera me levanto y enciendo la estufa.
Quince minutos de claridad intensa y luego de nuevo a mi caja de zapatos, a mi madriguera de madera y piedra, a la parquedad con que suelo andar, como si nunca hubiera oído hablar de estrés oxidativo ni de escalafones.
Pero al menos una vez al día, al menos cuatro mañanas por semana, mientras metes los dedos en mi pelo, me parece saberlo todo y me entra la prisa de otros días.

viernes, septiembre 12, 2008

Donde mejor que aquí

Con el agua salada corriéndome en la espalda y en cercanía del puerto, tal como corresponde, comienzo a despedirme casi sin darme cuenta.
Pero este adiós causalmente llega acompañado. Viene con el adiós a un barco corroído por años de sueño acumulado, a las noches de fiebre junto a un estero, a Ilona que murió, a Jamil que casi muere. He terminado al fin junto al mar, he terminado de leer papeles amarillos, de temer la mañana, de perder autocompasión y peso. Junto al mar que ya no duele, y no puedo evitar preguntarme quien me habrá acompañado en este último viaje. De quien voy a despedirme en adelante, quien tomara las fotos de este Guadalupe-Reyes, quien brindara por mi el siguiente cumpleaños, de quien serán los próximos discos extraviados, el próximo vuelo, el siguiente año viejo.
Me despido sin un gesto, porque esto de los modales nunca se me ha dado y le creo por fin a Tana, que dice siempre, que vienen cosas buenas.

Y puedo responderme que finalmente nadie me acompaña, y mejor aun, finalmente nadie hace falta.

martes, agosto 05, 2008

No en horas de oficina

Voy a tu cueva algún domingo. Claro, así nadie puede verme.
Miro tu colección de objetos y reconozco alguno que yo te he regalado y que como los demás no dejas que nadie limpie. Me siento en el sillón negro que se pega a mis piernas desnudas como una cinta adhesiva y me da miedo levantarme. Espero, a que termines de hacer lo que haces, a que busques en tus cajones una tarjeta donde escribirme una mentira, a que busques el libro tuyo que vas a regalarme. Lo hojeo con satisfacción y parece que te gusta que me guste, y luego yo te enseño algo que yo he escrito y que te incumbe, y me gusta que parezca que te guste.
Se termina la tarde y yo ya he desordenado tu escritorio, ya he dejado escondido un sobre el algún lado, y ya he perdido mis llaves bajo el sillón negro.
Y me voy de ahi con la pérdida, el hueco en el estómago y la perspectiva de otra espera larga. Y la noche del domingo es como siempre horrible, porque como siempre, como todas las semanas a estas alturas y a esta hora, no he hecho todavía mi maleta

lunes, julio 21, 2008

Asintomático

Yo no tengo un tumor en el cerebro, yo no. Las cefaleas eran simplemente porque no me entraba el aire en la nariz, porque no me entraban ni a fuerzas unos pocos bueno hábitos.
La resaca que es cada vez más cruel, ahora, me perdona muchos domingos la cabeza.
Tomo vitaminas mágicas, dos litros de té verde cada dìa y el martes pasado corrí cinco kilómetros detrás de un desconocido.
Por el momento, ni síndrome de Parinaud, ni ganas de volver temprano a casa.

La cosa es que algunos hábitos simples e indiscutibles, pueden de pronto más que doscientas aspirinas.

martes, junio 03, 2008

Ni Mendel, ni quiromancia

Me leyeron la mano y aprendí que la habilidad y la suerte estan codificadas en loci distinto. Mis lecciones de genética, en pocas palabras, debo haberlas pasado de noche.
“Que complicada eres!” A mi que siempre me ha gustado la palabra “compleja”
La línea del corazon es una trenza y la de la cabeza, pues no tiene ni pies ni cabeza...
Entendí que estoy condenada a quedar mal en mis dos profesiones y lo mejor es que me entere que tengo dos profesiones. Y que poseo destino y buena estrella.
En pocas palabras, nada que no pueda decirme cualquiera que hable conmigo cinco minutos o que me vea tropezar en la banqueta.
Y me quedo pensando, ¿todavía llegara la sorpresa tan anunciada? ¿Qué hijo habrá sido ese? Y sobre todo, ¿será que valga la pena aflojar de una vez y solo un poco, la trenza del corazón?



martes, mayo 13, 2008

Todo menos hábito

Si alguna vez escribo mi biografía (osea, que hueva) definitivamente no hablare de esta época.

Nada pasa, solo espero y lleno formularios y espero, trabajo un poco y espero y doy clases y tomo clases y luego-espero

Tengo ganas de tirarme del bungee, tengo ganas de enamorarme, de usarme la minifalda de lentejuelas, de tocar una canción completa con la guitarra, de que alguien me llene el cuello de chupetones, de reprobar un examen.

El pasto del jardín esta creciendo, y ni siquiera he podido llamar al jardinero. Y en el piso de arriba golpea una gotera y me duermo entre alacranes y cuadernos

Pero ya casi es septiembre, y mejor aun ya casi es sábado.
 

jueves, marzo 13, 2008

Esta muy bien esto del contrato

Ahora que soy responsable hay cosas que me hacen mas gracia que antes y cosas tremendamente difíciles. La más difícil por cierto, es ser responsable, lo mas gracioso, es exactamente eso.
Duermo estupendamente, lo malo es que es de puro cansancio, tengo montones de cosas que hacer, pero ninguna particularmente divertida, extraño a mis amigos pero estoy mas cerca de quienes me extrañaban.
Se desaparece lentamente la culpa, eso si, aquella culpa ácida de siempre y creo sordamente que eso debe ser suficientemente recompensa.

viernes, febrero 29, 2008

La conjugación de E. Coli


Eran las nueve de la mañana y todavía estábamos tirados sobre la arena muertos de risa. Que frágil me parece ahora aquel pequeño pedazo de felicidad, aquella madrugada de año nuevo donde todos nos queríamos tanto.

Creo que ya no me quedan ganas de hacer tantas barbaridades como entonces, o me quedan ganas pero perdí el aliento. Deben ser pruebas de lo mucho que todos hemos cambiado. Me sonrío pensando en el pequeño al que seguramente le cantas y me acuerdo de las muchas mentiras solía decir para poder salir contigo. Y me sonrío de nuevo pensando en que quisiera ahora, tener la oportunidad de volver a mentir.
Tengo hoy unas enormes ganas de corresponderte y de abrazarte. Por regresar siempre como si hubieran pasado apenas un par de días, por la vida hermosa que sin duda te has ganado (por los lugares a los que viajas, los diciembres que nunca alcanzan, el cuartodetula y el corazón que tantas veces nos rompieron)

Pero me conformo mirando fotos y sintiéndome un poquito más nueva.

domingo, enero 20, 2008

Pare de sufrir

Ayer hice la llamada telefónica de mi vida. La que llevaba muchos años posponiendo.
El resultado predecible: los sueños de siempre por la noche, el estomago hecho un nudo, y una carga muy pesada que desapareció de pronto. Y me digo, si era tan fácil, si solo había que cerrar los ojos y lanzarse…
El viernes pasado estaba furiosa. Siempre es lo mismo, odio que me obliguen, que me acorralen, que me hagan trampa, que tengan mas razón que yo. Y entonces me agoté, me enfermé de los huesos y me faltó la voz.
Sin embargo, casi como de la nada, me levanto muy temprano en estos días y me hago las trenzas apretadas y resuelvo las cosas dificilísimas y duermo de un tirón la noche entera. Y me digo, si era tan fácil, si solo había que cerrar los ojos y lanzarse…

lunes, diciembre 17, 2007

Ajeno a cualquier cosa

Soñé contigo y casi nunca ocurre.  Me pregunto a veces porque nunca sueño contigo si repito tu nombre todo el día como un mantra.

En un rincón de una habitación que conozco de memoria, dormías sobre el piso, como estas acostumbrado, con una especie de cobija encima y vestido con una camisa de cuadros, tal como me imagino que has hecho muchas veces. No te movías, por más que yo te llamaba y te tocaba el hombro, no revisadas ninguna radiografía envuelto en una sabana, ni me sostenías en vilo. Pero yo te hablaba, como nunca lo hago, durante mucho, mucho tiempo y te decía cosas que jamás te diré. Y me parecía por un momento que me escuchabas sonriendo y mas aún, que entendías, que tu entendías.
Era un sueño, enternecedor de puro absurdo y por supuesto me río al recordarlo, porque es cierto que duermes en el rincón de otra habitación que conozco de memoria, pero es cierto también que todo lo ignoras.

miércoles, noviembre 07, 2007

Las mejores visitas no se anuncian


Como premonición, casi como noticia, hoy ha venido un gato a morir junto a mi puerta, en el rincón más fresco de mi casa. Hizo a un lado la cubeta y el aspersor de fumigar y se metió en una cueva a esperar la muerte, rodeado de cal y de piedra volcánica.
No me sorprendió ni un poco su visita. En estos días extraños, un gato muerto es casi un regodeo.Una confirmación de este accidente en el que me vi envuelta, por primera vez sin merecerlo. Me senté junto a el y los árboles nos arrullaban y yo tomaba café mientras se me hacìa tarde.
Yo que tenía prohibido tener un gato, que tenía prohibido enamorarme, yo que no quería compañía, ni una sola pregunta, ni una mano en mi hombro. Y ha venido el silencio y la muerte a acompañarme y dejarme con esta sensación de paz y de espera.

Cuando vuelva hoy a casa, el gato no estará ahí, se habrá ido caminando de la mano de Mario, habrá sido enterrado en el montón de hojas, de cadáveres vegetales al fondo del patio.  Y yo volveré a dormirme si ayuda.

martes, octubre 23, 2007

Ni en cabeza propia

Definitivamente no se que cuernos estaba pensando.

Definitivamente era más que un impulso diamantino, en apariencia igual a los de otras semanas. Definitivamente no se donde meterme, hoy que por primera vez en meses llovió sol en mi jardín recién lavado.
Definitivamente no nací para esto de venderse caro y con recelo. Nunca tengo ni un poco de paciencia, asomo de pulcritud corriendo por mis venas.
Que me laven la lengua con lejía. Que se estrellen las copas contra el piso. Que se apague la luna en la ventana, a ver si aprendo... 
Una vez mas la sangre podrida y que apenas puede moverse, correr con indefensión, de mi mano a mi entrepierna, de mi boca hasta el cerebro.

miércoles, octubre 10, 2007

Así, sin anestesia

El dolor, extraña cosa.
Nos recuerda a veces, alguna parte del cuerpo que teníamos olvidada, un músculo que no sabíamos que existe y del que por supuesto desconocemos el nombre. Llega el dolor sin pedir permiso y puede ser que nos despierte a de madrugada, justo cuando tenemos bajo el cortisol, el animo y los linfocitos. Cuando la oscuridad nos desenreda de cobijo y de voces protectoras.
El dolor, útil cosa que nos permite sobrevivir y escondernos de los riesgos, que nos obliga a detenernos y a pedir auxilio. A lamer heridas, a beber agua, a mirar detrás.

Este dolor de haberme descubierto, tal como soy, sin voz, sin equipaje. Y me duele exhalar cada tres veces y creo que tengo fiebre y taquicardia. Sospecho del apéndice, de infecciones absurdas y de sentirme a diario desvelada.

Será que la tristeza se ha instalado de forma permanente en mi intestino.
Será el haberte visto, sin dar explicaciones ni saludos.
Será que simplemente y en verdad estoy enferma, de alguna obvia dolencia, de cualquier otra viscera y frontalmente.

jueves, agosto 30, 2007

Hoy por ejemplo

Algunas veces, algunas nomás, me despierto tan temprano que me asusta el aspecto que el mundo tiene a esa hora y aunque no vuelvo a dormirme, me alegro de no hacerlo a menudo.
Algunas veces tomo decisiones inusuales y necias o termino los deberes justo antes de tiempo. Algunas veces llegan las noticias, que ni buenas ni malas, consiguen animarme. Algunas veces me callo cuando debo vociferar, y me termino hasta la última migaja del plato. 
A veces nos miramos y multitud de objetos nos devuelven miradas.
A veces agradezco, tanto silencio.

viernes, julio 27, 2007

Aunque llore, aunque lloremos



No sueñes el mal sueño de mi llanto, no escuches el murmullo afuera, el del aire que me lleva a la ciudad vecina de calles apretadas. 
Bajo ningún motivo, debes soñar a la tristeza, ese dolor que no pueden contener las manos, las ganas de quedarse muerto en esta cama, los papeles llenos de números. En todo caso sueña la tonada minúscula que trepaba por el aire y que detuvo el corazón a la angustia. O la vida pequeña de las olas, la rama que crece en la ventana, las ruinas sobre las que se construye el mundo, las puertas que se abren, los hábitos de higiene aprendidos día a día.
Sueña la vida necesaria, la palabra que camina, las cartas que puntuales aparecen, once días antes de lo debido.
Todo esta bien, nunca vale la pena el abandono.
Todo esta bien, debes creerme. Las cosas, de una manera o de otra, ocurren según lo esperado.
Hazme un poco de caso. No malgastes el sueño tuyo en la lagrima inútil que por pura costumbre, se me resbala en la mano.

martes, junio 19, 2007

De una vez por todas

Algunas veces, vivir es decidir entre dos miedos, entre dos opciones igualmente aterradoras. Tomar la armadura o correr al bosque donde habitan implacables los demonios. Ningún camino convincente y bueno o de puertas suficientemente luminosas. No resulta obvio. Y nos paralizamos porque tomar decisiones es un poco más difícil que simplemente tirar una moneda.
A veces en cambio, todo parece suave y dorado y queremos quedarnos largo rato disfrutando de tanto titubeo y tanta abulia, de tantas buenas cosas entre las que podemos optar y que por un pequeño momento tenemos al unísono. Perder el tiempo este domingo, mirando las hormigas en el techo, salir a caminar bajo una lluvia tibia.
Por el momento, enviaré esta carta que me hace cosquillas en el bolsillo. Mejor no, mejor la rompo en pedacitos.

domingo, junio 03, 2007

Habrá de ocurrir


Tres cosas malas por cada tres cosas buenas, dicen. 
O simplemente la probabilidad de que lo que esta descompuesto se componga y de que tras un mal día recibamos una llamada inesperada. No ocurren prodigios, ni me toca de una vez la lotería. La vida construida con objetos pequeños.
Cinco infernales días y un sorprendente fin de semana. Una resaca horrible con fiebre y la mañana del lunes una carta en el buzón.
Esta semana se me rompió una amalgama, mi casa se lleno de ratones muertos, me regresó una tos erradicada. Y la angustia de siempre pero mayúscula, agonía lenta llenando la taza del café todos los días.

Pero hoy, por fin, funcionó el televisor

martes, mayo 29, 2007

Placebos como tactos


Foto de Rodolfo, que dijo que era para mi blog


No tomo pastillas verdes. Capsulas verdes con blanco de las que tomaba dos (o tres-o-cuatro) al día en aquellos malos tiempos. No tomo tampoco la pequeña pastillita blanca que comprábamos con esfuerzo para diluir un poco las lágrimas y el miedo.
No tomo tampoco la tableta del extenso dolor de cabeza ni la del vomito recurrente.
Tomo aspirinas y ya.
A veces también tomo antiácidos y muy de vez en cuando también, (aunque me de pena admitirlo) la pastillita azul que produce modorra y amarra a la a la silla. Pastillita azul de no gritar, de no salir corriendo a perseguir fantasmas en la noche. Ya no hace falta, porque se fueron el dolor de cabeza y el insomnio. No hace falta pero hace falta. Solo que ahora he juntado alrededor objetos que me preservan del llanto y manos amigas que me amarran a la silla. Y aleteo y me caigo y me sacudo después las rodillas.

lunes, mayo 14, 2007

No una, la mía




Construir el pan o construir un barco, como construir sueños y paréntesis. La casa de uno como avispero hirviente, como ruleta hexagonal para decirnos, que tarea pequeña queda a nuestra tutela; la casa del exilio, la burbuja.
Aljibe de agua tierna que nos llena el barro de la carne y nos cobija, el prologo a la muerte salvadora, la duna que nos llama titubeando. Construir un hogar en el ombligo, con mala ortografía, apuntalando, una torre de naipes, un obsceno alarido en balcones y azoteas. Trazar una línea de pintura fluyente, una figura de alfileres en el techo, alguna señal en el regazo. Para encontrar la casa con mayúsculas, desde la antípoda que nos lleve un viaje, pegar la oreja al muro desleído, a la dirección puesta en el telegrama, dejar la boca horizontal para que caiga, la gotera del techo, la cama enredadera.

Tirar con estornudos los sueños dibujados en planos agotados y sin gracia, construir de la nada, de huesos y de vaho, una casa que quepa en el bolsillo, que pueda ser jalada por una bicicleta; pintar y emboquillar la casa, el barco, la brújula.
Construir como sueños y paréntesis, una puerta y encima una guirnalda, donde pararse a macerar en la oreja, el eco de los trenes a lo lejos.

domingo, abril 22, 2007

El próximo siempre


La ventana oscura del auto donde pega el sol amigamente, en cada viaje, en cada rebanada de semana. Sin vista al mar y si adentro tuyo. Ventana a tu piel que a media noche es oscura, sin estrellas. Organismo gigante que conoce, tan levemente el que yo voy estrenando. Cielo azul oscuro, prismas de basalto, el vacío a mis pies, lagunas de hielo, carreras a caballos y cima de volcanes. Cada vez un regalo diferente.

El viaje como siempre a medio-día, en que yo guardo palabras y dono secretos. En que llevas en vilo reinventando, lo que tu no conoces y yo ignoro. Con puntualidad bien elegida me obsequias de aromas y de paisajes, embriagas mi memoria levemente, con sorpresas y miel de tu coraje. Y yo re-estreno los ojos, las plantas de los pies, los pulmones y la punta de los dedos.
la foto, regalo de V.

lunes, abril 09, 2007

Felices consecuencias

Tras una curda, se deshidratan hábitos y alarmas. Y quedan descubiertas la mentira y la culpa y viene a mis huesos a ocupar el lugar que corresponde al agua.
Tras la noche de amor viene la muerte, envuelta en desazón, en hambre y en pretexto.
Tras una confesión viene el desastre, de no haber dicho la verdad a tiempo.

Con todo, la mañana del lunes, siempre se arriesgan tímidas y pequeñas, son promesas y murallas, nubes de azúcar y apuntes, bocetos de querellas.