Es la naturaleza de mi especie, esa que guarda ojeras en los frascos, así soy y niego todo abrazo cuando regreso siempre a malquererme.
Estas arrepentida y alejada, estoy desesperado y maloliente, estas tu respirando a bocanadas, estamos amarrados de los dientes.
No es contra ti amor ni es culpa mía. Ni siquiera he podido levantarlo, dilatarlo en el mar y hacerle frente, conversar y encerrarlo en diccionarios.
Ninguna cosa tengo que contarte, ni la siesta ni el humo que adormece, entretengo mi piel en vidrio y horas, me olvido por completo de la suerte.